Para poder trabajar con un perro es necesario que este se encuentre en condiciones óptimas y en primer lugar, que sus necesidades básicas estén cubiertas. Con un perro enfermo, cansado, sobreexcitado... Es evidente que no se puede trabajar. Por ello, un cuidado importante de su salud, de su alimentación, higiene y estado emocional son vitales para llevar a cavo esta actividad de forma satisfactoria.
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Es igualmente importante conocer a fondo al perro. Si tenemos a un animal cuya resistencia física es más bien baja quizá sea mejor no cansarlo antes de ponerse a trabajar con los ejercicios; de igual modo que si se trata de un perro con demasiada energía, lo conveniente será cansarlo un poco antes de empezar para facilitarle la concentración en los ejercicios. La misma regla nos servirá para los premios en forma de comida; es conveniente que el perro se presente al adiestramiento sin haber ingerido alimentos antes, dígase por ejemplo, su ración de pienso correspondiente al momento del día en que trabajemos. De este modo, nos aseguramos por un lado de que se presenta a los ejercicios con el hambre suficiente como para desear los premios y no saturarse con ellos, y por otro lado, evitamos que se produzca un aumento de peso poco saludable para nuestra mascota. No se trata de privarlo de su alimento: lo que no come del plato lo come de nuestra mano durante las sesiones de adiestramiento.
También debemos conocer los límites de nuestro animal para no sobrecargarlo. Un buen dueño tiene que saber cuando es suficiente y el momento de terminar con el adiestramiento, evitando así la saturación del perro. Para ello, se recomienda que los periodos de entrenamiento no duren demasiado o no sean demasiado intensos. Intercalemos en los ejercicios periodos de juego donde ofrezcamos al perro la posibilidad de descansar y desconectar del trabajo. No hay que olvidar que el cansancio no es sólo físico sino también mental. Un perro bloqueado, al igual que nosotros, no rinde. Es bueno, que además del tiempo de descanso, le proporcionemos agua fresca de forma constante para mantenerlo en un estado óptimo; en especial, los días de calor donde el peligro de deshidratación es alto.
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