Cuando pensamos en adquirir un perro de raza debemos pensar que también estamos pensando en adquirir unas responsabilidades concretas que están ligadas a esa raza de perro en particular. Cada perro es distinto, con su personalidad y características propias. Pero por el hecho de pertenecer a una raza comparten entre ellos ciertas características que los hacen aptos para una tarea. Existen perros pastores, perros de caza, de guarda, de mushing, de trabajo, de carreras...Y todos ellos, comparten características tanto físicas como de comportamiento que les permiten ser válidos para la caza, el pastoreo, la guarda... Por ello, estos perros que se crearon para distintas actividades tienen unas necesidades naturales que debemos satisfacer. Lo que diferencia a unas razas de otras son las aptitudes innatas para desempeñar con virtud una tarea concreta. Así, un perro de caza, por ejemplo, imaginemos un pointer, tiene un olfato muy desarrollado y una tendencia natural a descubrir "rastros de presas potenciales" con mayor espontaneidad que un terranova que al contrario que el pointer, adora el agua y nadar, el trabajo de arrastre de cargas a la orilla... Al igual que también será distinto que un border collie que tiene muy desarrollado el instinto de guarda y guía de ganado y por esta razón, se ha buscado anular su instinto predador... Por no hablar de las diferencias notables en cuanto a fisonomía.
Ahora bien, aclarado este punto ¿hay alguien que encuentre lógico que una persona utilice un caniche como perro de defensa? ¿O un shiht zu como perro de muestra? ¿Y qué pensarían de un pastor que adquiere un bulldog inglés para guiar a su rebaño? Creo que todos coincidimos en lo mismo... ¡Qué estarían locos! Y sin embargo, la misma locura nos embarga a nosotros si decidimos obtener un ejemplar de pastor belga groenendael por su espectacular manto negro y su elegante porte sólo para hacernos compañía en nuestro piso y olvidar así, que pertenece a una raza muy enérgica de trabajo que necesita que le otorguemos la posibilidad de desempeñar una tarea en nuestras vidas. Lo mismo ocurre cuando nos encariñamos con un dulce cachorrito de Beagle y nos volvemos a olvidar de que es un perro de caza excepcional y que por ello, le siguen unas necesidades naturales.
Antes de adquirir una raza estudiemos a fondo su origen, sus características, el carácter propio, la finalidad para la que fue creada y entonces, ya después, evaluemos nuestra compatibilidad con esa raza, por nuestro carácter y nuestro estilo de vida. Ahora ya sí, sabiendo lo que sabemos y aproximándonos al que será nuestro compañero busquemos como satisfacer esas necesidades que presenta. Y para ello, lo mejor es consultar a un experto que nos orientará de forma clara y adaptada.
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